BULIMIA
La bulimia o bulimia
nerviosa es un trastorno alimentario y psicológico caracterizado por la
adopción de conductas en las cuales el individuo se aleja de las formas de
alimentación saludables consumiendo comida en exceso en periodos de tiempo muy
cortos, también llamados “atracones”, para después eliminar el exceso de
alimento a través de vómitos o laxantes. El temor a engordar afecta
directamente a los sentimientos y emociones del enfermo, influyendo de esta
manera en su estado anímico que en poco tiempo desembocará en problemas
depresivos.
Etimología
La palabra bulimia procede
del latín būlīmia, que a su vez proviene
del griego βουλῑμια [boulīmia], que se compone de βούς [bous], ‘buey’, y λῑμος [līmos], ‘hambre’,1 por lo que significaría ‘hambre en exceso’ o ‘hambre de buey’. El término Bulimia Nerviosa fue
nombrado y descrito por primera vez por el psiquiatra británico Gerald Russell
en 1979.
Epidemiología
La población en
riesgo está formada sobre todo por mujeres de cualquier clase social en países
industrializados como los Estados Unidos, América Latina en general, la Unión
Europea, Canadá, Australia, Japón, Nueva Zelanda y Sudáfrica.
La bulimia nerviosa
se inicia generalmente en la adolescencia o al principio de la vida adulta;
generalmente en las mujeres (por cada 10 casos solo uno es un hombre). Los atracones
suelen empezar después o durante un periodo de régimen dietético.
Otra de las causas
es la presión sociocultural ocupa un importante lugar; que induce a
adolescentes a alcanzar un cuerpo delgado y esbelto. Esto se puede ver
evidenciado en por ejemplo comerciales donde aparecen mujeres de esbeltas
figuras, o la moda textil en donde pareciera que sólo se fabrica ropa para
personas muy delgadas. Por lo general esta enfermedad se da en adolescentes con
problemas en su autoestima, es decir dependen de alguien ya sea un familiar o
par, muchas veces al perder esta autonomía, la persona la compensa con un
control excesivo de la dieta.
La tasa de
mortalidad se sitúa en un 5%. Un estudio indica que el 20% de las mujeres con
bulimia siguen luchando contra el trastorno después de diez años.
Cuadro clínico
Una de sus
características esenciales consiste en que la persona sufre episodios de
atracones compulsivos, seguidos de un gran sentimiento de culpabilidad,
sensación de angustia y pérdida de control mental por haber comido en “exceso”.
Suele alternarse con episodios de ayuno o de muy poca ingesta de alimentos,
pero al poco tiempo vuelven a surgir episodios de ingestas compulsivas.
Un atracón consiste
en ingerir en un tiempo inferior a dos horas una cantidad de comida muy
superior a la que la mayoría de individuos comerían.
Otra característica
esencial de este trastorno la constituyen las conductas compensatorias
inapropiadas para evitar la ganancia de peso. Muchos individuos usan diferentes
medios para intentar compensar los atracones: el más habitual es la provocación
del vómito. Este método de purga (patrones cíclicos de ingestión excesiva de
alimentos y purgas) lo emplean el 80-90 por ciento de los sujetos que acuden a
centros clínicos para recibir tratamiento. Los efectos inmediatos de vomitar
consisten en la desaparición inmediata del malestar físico y la disminución del
miedo a ganar peso. Otras conductas de purga son: el uso excesivo de laxantes y
de diuréticos, enemas, realización de ejercicio físico muy intenso y ayuno.
Algunos ejemplos de
estas conductas no saludables son vomitar, abusar de laxantes y diuréticos,
usar saunas o baños calientes para perder líquido corporal, hacer ejercicio
excesivo, fumar para saciar el apetito, restringir o evitar alimentos, tomar
pastillas para adelgazar y restringir el consumo de líquidos. Estos trastornos
alimentarios y otras conductas para perder peso pueden causar problemas de
salud a corto o largo plazo tales como erosión dental, deficiencias
nutricionales, irregularidades menstruales, baja densidad ósea, deshidratación
y estrés por calor. Se han reportado arritmias cardiacas en personas con
anorexia nerviosa y bulimia nerviosa [Mitchell and Crow 2006; Palla and Litt
1988]. Los trastornos renales, como cálculos renales e insuficiencia renal,
también se han reportado en estas poblaciones [Jonat and Birmingham 2003; Inui
et al. 1997; Copeland 1994; Palla and Litt 1988].
Tanto el DSM-IV como
el CIE-10 coinciden en que, para poder diagnosticar la bulimia nerviosa, los
atracones y las conductas compensatorias inapropiadas han de tener lugar al
menos 2 veces por semana durante tres meses.
Para que una persona
sea diagnosticada de bulimia nerviosa los siguientes criterios deben cumplirse
(DSM-IV)
A. Presencia de
atracones recurrentes. Un atracón se caracteriza por:
ingesta de alimento
en un corto espacio de tiempo (p. ej., en un período de 2 horas) en cantidad
superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período de tiempo
similar y en las mismas circunstancias
sensación de pérdida
de control sobre la ingesta del alimento (p. ej., sensación de no poder parar
de comer o no poder controlar el tipo o la cantidad de comida que se está
ingiriendo)
B. Conductas
compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no ganar peso,
como son provocación del vómito; uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas u
otros fármacos; ayuno, y ejercicio excesivo.
C. Los atracones y
las conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar, como promedio, al menos
dos veces a la semana durante un período de 3 meses.
D. La autoevaluación
está exageradamente influida por el peso y la silueta corporales.
E. La alteración no
aparece exclusivamente en el transcurso de la anorexia nerviosa.
En función del tipo
de purga que utilizan para compensar el atracón, tenemos
Tipo purgativo:
cuando se utiliza como conducta compensatoria el vómito (emesis), los laxantes,
los diuréticos, enemas, jarabe de ipecacuana o incluso la teniasis,
(infestación por solium), para eliminar lo más pronto posible el alimento del
organismo.
Tipo no purgativo:
Entre el 6% y el 8% de los casos de bulimia se llevan a cabo otras conductas
compensatorias, como el ejercicio físico intenso, no hacer nada o ayunar mucho;
es un método menos efectivo para contrarrestar y deshacerse de las calorías. El
tipo no purgativo se da solo en, aproximadamente, el 6%-8% de los casos de
bulimia, ya que es un método menos efectivo de eliminar del organismo un número
tan elevado de calorías. Este tipo de bulimia suele presentarse también en
quienes presentan el tipo purgativo, pero es una forma secundaria de control
del peso.
Comorbilidad
Problemas psicológicos
La bulimia suele
presentarse junto con un fuerte sentimiento de inseguridad emocional y con
problemas graves en la autoestima, en relación directa con el peso o con la
imagen corporal (autoimagen).13 14 15 16 17
Es frecuente que las
personas con bulimia provengan de familias disfuncionales. Muchas de estas
personas presentan incluso alexitimia, es decir, la incapacidad de experimentar
y expresar las emociones de manera consciente.
Trastornos de personalidad
Distintos autores
han encontrado relación entre la bulimia y la coexistencia de distintos
trastornos de personalidad, con un porcentaje que oscila entre el 27-84% de los
casos. Los pacientes con conductas purgativas parecen tener mayor incidencia de
comorbilidad. La presencia de un trastorno de personalidad es indicador de peor
pronóstico.
El trastorno de
personalidad más frecuente es el trastorno límite de la personalidad, oscilando
entre el 9-40% de los casos.18 Las diferentes metodologías en los estudios
conlleva distintos resultados en la prevalencia de trastornos de personalidad
específicos.
En general se
observa altas puntuaciones en la escala MCMI-II para los siguientes estilos de
personalidad:18 19 20
·
Límite
·
Esquizoide.
·
Autodestructiva.
·
Pasivo-agresiva.
·
Evitativa.
·
Dependiente.
·
Histriónica.
Complicaciones
Aspiración (paso del
contenido gástrico al árbol bronquial).
Rotura esofágica o
gástrica.
Neumomediastino o
neumotorax (entrada de aire al interior de la cavidad torácica).
Hipopotasemia
(niveles bajos de potasio en la sangre).
·
Arritmia cardíaca
·
Ansiedad o compulsión por
comer.
·
Obsesión por mantener un
peso corporal debajo del normal
·
Abuso en el consumo de
medicamentos laxantes y diuréticos.
·
Seguimiento de regímenes
dietéticos diversos.
·
Deshidratación
·
Alteraciones menstruales y
amenorrea; esterilidad.
·
Incremento y reducción bruscos
de peso, desestabilidad en el peso.
·
Aumento en la frecuencia de
caries dentales.
·
Aumento del tamaño de las
glándulas salivales e infección de estas.
·
Pérdida de cabello
·
Desmayos muy frecuentes,
mareos.
·
Heridas de la mucosa bucal.
·
Alteración o pérdida
esmalte dental.
·
Dolores de cabeza y
migraña.
·
Dolores en la garganta
(después de vomitar).
·
Piel seca
·
Debilidad en las piernas.
·
Disfonía
Tratamiento
El tratamiento
resulta más eficaz en las primeras fases del desarrollo de este trastorno pero,
dado que la bulimia suele esconderse fácilmente, el diagnóstico y el
tratamiento no suelen presentarse sólo hasta que este problema ya se ha
convertido en un ingrediente permanente en la vida del paciente.
En el pasado, las
personas con bulimia eran hospitalizadas con objeto de poner fin al patrón de
atracones y purgas, y se le daba de alta en cuanto los síntomas habían
desaparecido. Pero este procedimiento ya no es frecuente hoy en día, dado que
de esa manera sólo se ponía atención a lo más superficial del problema y, poco
después, cuando los síntomas volvían, lo hacían con una intensidad mucho mayor.
Varios centros de
tratamiento en instituciones (internamiento) ofrecen apoyo a largo plazo,
consejería e interrupción de los síntomas. La forma más común de tratamiento
actualmente incluye terapia de grupo psicoterapia o terapia
cognitivo-conductual. Las personas con anorexia o con bulimia suelen recibir el
mismo tipo de tratamiento y formar parte de los mismos grupos de tratamiento.
Esto se debe a que, en muchos casos, los pacientes padecen de ambas
enfermedades de manera simultánea. Algunos denominan a este fenómeno
“intercambio de síntomas”. Estas formas de terapia se centran tanto en los
síntomas que llevan al individuo a presentar estos comportamientos, como en los
síntomas relacionados con la alimentación. Además los psiquiatras suelen
recetar antidepresivos o antipsicóticos. Los antidepresivos se presentan en
diferentes formas, y el que ha mostrado resultados más prometedores es la fluoxetina.
Los antipsicóticos
no se utilizan, aquí, en dosis menores que las que se aplican a los casos con
esquizofrenia. Con un trastorno de la alimentación, el paciente percibe la
realidad de otra manera y tiene grandes dificultades para comprender qué significa
comer en condiciones “normales”. Desafortunadamente aún no se sabe cuáles serán
los resultados a largo plazo de los tratamientos que han venido aplicándose a
muchos pacientes con este problema. Por lo pronto, las investigaciones más
recientes indican que un 30 por ciento de los pacientes recaen rápidamente,
mientras que el 40 por ciento presentan síntomas crónicos.
La prontitud del
tratamiento es uno de los factores más importantes para mejorar el pronóstico.
Aquellas personas que lo reciban en las primeras fases del trastorno, tendrán
una recuperación mejor y más permanente.
La doctora Sabine
Naessén, del Instituto Karolinska, descubrió que algunas mujeres con este
padecimiento tienen también un desequilibrio hormonal que consiste en la
sobreproducción de testosterona (la hormona que, aunque también está presente
en el cuerpo femenino, predomina en el organismo de todo varón), y que, para
tratarlas, el uso de una píldora anticonceptiva que contiene estrógenos da como
resultado la reducción de los síntomas de la bulimia.5 Por supuesto, hacen
falta más estudios para determinar la eficacia de este tipo de tratamiento.
Solo es posible recuperarse de esta enfermedad si la persona en cuestión toma
la decisión de luchar y cambiar (se trata de una enfermedad mental).
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